¿Está muerto el teatro hoy en día? ¿Responde a las necesidades actuales de la sociedad o se ha quedado anticuado? ¿Por qué está perdiendo importancia en nuestras vidas y en nuestro entorno? ¿Qué nos impide cambiar la situación? ¿Cuándo el teatro está vivo y por qué? ¿Qué necesita el público del teatro? ¿Y de los actores? ¿Qué podría ser el teatro que no está siendo? ¿Y qué podemos hacer para avanzar hacia ese ideal como artistas, como profesionales de la industria?
Seguro que has oído hablar de Peter Brook, un director inglés de teatro, cine y ópera cuyas teorías y puestas en escena han revolucionado el mundo de la interpretación contemporánea. Este libro, El espacio vacío, es un reflejo de su visión del teatro y su esencia en los últimos tiempos y, este resumen, un homenaje a su reciente fallecimiento (el pasado 2 de julio de 2022).
El autor plantea aquí una reflexión, a modo de crítica constructiva, sobre el valor, la necesidad, el significado y papel social del teatro y del artista en nuestra sociedad en comparación con otras épocas y culturas. Así, nos invita a la revisión consciente y a la revitalización constante de nuestro arte.
aquí puedes ver y descargar mi sección en la Revista Carabias de ilustración, cine y teatro:
Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo escenario. Un hombre camina por este espacio mientras otro le observa: esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral
Peter Brook defiende que el teatro, siempre que esté vivo y conectado con el público de su tiempo, puede llegar a transformar la sociedad. Sin embargo, observa con nostalgia que, en la mayor parte del mundo actual, el hecho teatral no tiene un propósito claro ni ocupa un lugar importante en nuestras comunidades. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Tiene esto algún remedio?
En su búsqueda de una definición del concepto “teatro”, Peter Brook encuentra y enumera cuatro tipos de teatro o cuatro maneras en las que este puede manifestarse, las cuales pueden combinarse y coexistir: el teatro mortal, el teatro sagrado, el teatro tosco y el teatro inmediato.
Lo que hoy llamamos teatro es solo el disfraz de una palabra antes llena de sentido. Antes el teatro era magia, ahora apenas lo necesitamos
- El teatro mortal es el mal teatro o teatro comercial: un arte artificial, monótono y superficial que no divierte, no cumple expectativas y no hace sentir al público. Se basa en la repetición, la imitación y el estancamiento de las interpretaciones y puestas en escena sin renovarlas. Es el más común hoy en día, y esto pone al teatro en una situación de crisis.
Aunque débil, el teatro “mortal” no está “muerto” todavía, lo que significa que, mientras siga activo, podemos cambiarlo a mejor. Sin embargo, este cambio está bloqueado por la propia naturaleza del teatro, que es un arte autodestructivo: cada vez que se repite, pierde algo de vida; por los actores, siempre que fingen emociones o exageran gestos; y por el público, culpable de convertir algo malo en un éxito y de conformarse con un teatro del que no disfruta porque piensa que es “normal” que la cultura sea aburrida. Preguntémonos: ¿para qué necesitamos que siga existiendo el teatro? ¿Queremos que sea una mera costumbre, reflejo del pasado, o que tenga un significado real en nuestras vidas y en la sociedad? ¿Qué función, qué utilidad podría tener? ¿Qué podría explorar?
Al actor de teatro mortal, atrapado en su constante búsqueda de estabilidad laboral y económica y limitado por procesos de ensayos cortos y enfocados en un resultado, le cuesta confiar, abrirse y experimentar. Esto le lleva a recurrir a la imitación y reproducción de “formas” que le han funcionado en el pasado. Sigue haciéndote preguntas, profundizando y poniendo a prueba todo lo que crees que ya sabes sobre tu personaje. Evita decidir y fijar un “cómo”. No des por hecho nada, y nunca simplifiques el proceso de encontrar el impulso que origina la necesidad de expresar cada palabra.
El teatro no puede perder de vista nunca a la sociedad a la que sirve: la relación entre el hombre y la sociedad que le rodea es lo que da nueva vida, profundidad y verdad a los temas
- El teatro sagrado es el teatro que explora lo invisible, lo íntimo, lo humano y lo verdadero y lo hace visible ante la audiencia. Cumple el objetivo de satisfacer la necesidad de evasión del público, que busca liberarse, dejarse emocionar, ver cosas que normalmente no ve y experimentar una realidad más profunda que la monotonía de su vida cotidiana.
Este teatro ha sido siempre entendido como una especie de rito que reúne y conecta a actores y a espectadores, para los cuales la representación tiene un significado concreto y compartido. Para pasar del teatro mortal al sagrado hemos de dejar atrás los significados del teatro del pasado y poner en común otros nuevos, preguntándonos: ¿qué queremos celebrar conjuntamente en el rito del teatro y cómo? ¿Qué es lo que necesita ver y experimentar el público? Tres ejemplos de lucha por un arte sagrado son: la compañía de ballet de Merce Cunningham (discípula de Martha Graham), el teatro de Samuel Beckett y la compañía de Grotowski, en Polonia.
El actor de teatro sagrado se entrega por completo a su personaje con el fin de encontrar en él aquello que la mayoría de las personas ocultamos (lo invisible), encarnarlo y mostrarlo al público. Para eliminar los bloqueos que te separan de lo invisible, trabaja con humildad, disciplina y precisión hasta dominar cuerpo y mente a partir de la relajación y la apertura totales. Descubre qué es lo mínimo que necesitas para comunicarte en cada momento. Nunca lo muestres todo (no podemos ver todo lo invisible de las personas). Crea límites, obstáculos o resistencias para despertar en ti una necesidad verdadera de expresar: prueba a comunicarte solo con un dedo, o solo con silbidos; trata de guiar a un compañero que esté de espaldas a ti sin palabras, solo con sonidos;…
- El teatro tosco o bruto es el más próximo al pueblo, suele representarse fuera del teatro (en la calle, en salas de todo tipo,…) y tiene como objetivo reflejar la realidad y la hipocresía de la sociedad para, de ese modo, hacerla cambiar. Como armas, utiliza la risa, la diversión, los contrastes, el ruido, la parodia, la sátira, lo vulgar y la llamada a la acción del espectador.
Mientras que el teatro sagrado explora los impulsos ocultos del ser humano (su mundo interior), el teatro tosco, más directo y revolucionario, nos habla de sus acciones en relación con la sociedad, el pueblo, el poder y el dinero (su mundo exterior). Hoy necesitamos integrar elementos de ambos teatros, pero lo tosco nos permitirá, en primer lugar, reconectar con el pueblo y revitalizar el teatro. La cuestión es: ¿qué cambios queremos incitar en nuestro público? ¿De qué necesita la sociedad liberarse y cómo? En Shakespeare, por ejemplo, lo tosco y lo sagrado están en perfecto equilibrio.
El actor de teatro tosco, tomando como referencia la época de Bertolt Brecht, deja atrás el afán del naturalismo de componer un personaje realista y lleno de detalles para pasar a estar totalmente al servicio de la obra que interpreta. Encuentra tu propia conexión con el mensaje de la pieza, y dale más importancia a que este llegue claramente al público que a la excesiva caracterización o profundización en las emociones de tu personaje. Conoce tu sociedad (política, economía,…)
El teatro, para salvarse, necesita de su perpetua revolución. A diferencia de los libros y de la vida, nuestro arte tiene una característica especial: siempre es posible comenzar de cero
- El teatro inmediato es el teatro al que constantemente hemos de aspirar, un teatro total y vivo que se da cuando todos los teatros son uno, y cuando actor y público están totalmente conectados en el presente de la representación. No es posible recuperar este teatro por imitación: en cuanto lo mortal vuelve a aparecer, empieza de nuevo la búsqueda.
Un teatro está vivo cuando todos sus elementos (no solo los decorados, los trajes y la música, sino también la interpretación) están en permanente revisión y renacen una y otra vez. Según el autor, el tiempo máximo que puede durar una puesta en escena sin que la mayoría de sus elementos pasen de moda son cinco años. Así, el actor de teatro inmediato sustituye “construir” por “redescubrir“ a su personaje en cada lectura, cada ensayo y cada función. Busca, prueba, rechaza, destruye y vuelve a empezar, aunque te parezca que tu trabajo está siempre incompleto. Confía en tu instinto, pues es tu mayor guía. No tienes que querer hacerlo bien, tienes que querer hacerlo.
El teatro es la suma de repetición (ensayo), representación (encuentro presente entre actor y observador) y asistencia (mirada externa sin la cual nuestro trabajo no tiene objetivo ni sentido). Si la asistencia es pasiva, el actor ofrece una mera repetición, pero el público del teatro inmediato mantiene su atención activa en lo que ve, conectando con el actor y transformando su repetición en representación. Como espectador, piensa: ¿qué debería ser el teatro para ti? ¿Te está dando lo que esperas de él? Haz críticas sinceras y constructivas, exige más nivel y reclama la experiencia teatral que realmente necesitas: algo más profundo, más real y “mejor” que la vida, que no solo te haga salir más vivo del teatro, sino que también despierte tu deseo de volver a entrar en él.
El teatro no será necesario hasta que no sea inseparable del vivir