El viento no espera
ni desespera.
El viento no encierra
ni se encierra.
El viento no demuestra,
solo se muestra.
El viento no juzga
ni a él ni a otros,
solo lleva
y se deja llevar.
A veces se arrebata
y empuja,
pero siempre
vuelve a la calma.
Otras hace como que no está
y nadie lo echa en falta,
pero siempre
vuelve a dejarse ver.
Y aun así,
el viento no es consciente
de que tiene tanto poder.
El viento es compañero de las nubes
y también de la tierra,
de las hojas
y también del polvo.
Compañero de los pájaros azules
a los que nunca dejará que vuelvan a encerrar.
Que recuperarán el tiempo perdido.
Que volverán a ver amanecer.
A los que ahora nadie podrá detener.
Que dejarán de volar para huir
y empezarán a volar para vivir.
Que vuelen los pájaros azules.
Que vuelen tranquilos.
Que el viento es
el enemigo
de las jaulas.
